• 18.02.2025
    Futbol
    UN BUEN RECONOCIMIENTO A LOS DELEGADOS
    Un artículo escrito por el colega Juan Presta en el año 2004.
Cuando se escriba la historia del fútbol argentino seguramente se escribirán los nombres de muchos muchachos que fueron, son y serán inolvidables. Me estoy refiriendo a los delegados del fútbol infantil. Esos seres anónimos que, muchas veces de sin haber tenido hijos, son padres de muchísimos. Los aconsejan, les dan de comer, y hasta ese cariño que a veces la sociedad les negó. Esas personas que como único incentivo les dicen contar a sus íntimos "Viste el chico García que lo llamaron para la selección, es ese de rulitos que venía todos los meses a mostrarme el boletín porque sino no le permitía jugar en el equipo" y que seguramente se emocionan hasta las lágrimas cuando García u otro chico como él los recuerda en algún reportaje.
Por eso me puse muy contento cuando la AFA les dio cobijo en su seno, les brindó organización e infraestructura. Y no tuvieron que luchar tan solos para que los chicos, además de jugar, estudiaran o para que tengan atención médica. Pero no se conformaron con eso y siguieron luchando. Los tiempos son difíciles y el dinero no le sobra a nadie, ni tampoco el tiempo que también es dinero. Pero cuando hay vocación y patriotismo se suplen todas las carencias. Eso lo saben aquellos que remiendan con amor las camisetas para que duren otra temporada o que consiguen que el fútbol profesional se apiade de ellos y, como el hermano mayor, les pase un juego de ropa deportiva porque no tienen para vestir a toda la escuela. Eso lo sabe aquel que tiene que salir a pedirle a los padres de los chicos más pudientes dinero (que normalmente se disfraza de rifa) para poder darie a todos el pancho y la gaseosa final del partido. Esa comida que a muchos chicos incentiva a seguir viniendo.
Ellos son los verdaderos protagonistas de la historia de nuestro fútbol. Los que sacaron a los Maradona, a los Bochini, a los Alonso, a esos que con sus gambetas nos hacen emocionar.
Ellos son los únicos que luchan en un país de tuertos y sordos (que ven por el ojo que les conviene y escucha solo lo que no les molesta) por los derechos del niño que proclama la UNICEF.
Por ellos levanté mi copa y en ellos deposito mi gratitud eterna.

Juan Roberto Presta