Cuando se escriba la historia del fútbol argentino seguramente se escribirán los nombres de muchos muchachos que fueron, son y serán inolvidables.
Me estoy refiriendo a los delegados del fútbol infantil. Esos seres anónimos que, muchas veces de sin haber tenido hijos, son padres de muchísimos. Los aconsejan, les dan de comer, y hasta ese cariño que a veces la sociedad les negó. Esas personas que como único incentivo les dicen contar a sus íntimos "Viste el chico García que lo llamaron para la selección, es ese de rulitos que venía todos los meses a mostrarme el boletín porque sino no le permitía jugar en el equipo" y que seguramente se emocionan hasta las lágrimas cuando García u otro chico como él los recuerda en algún reportaje.
Por eso me puse muy contento cuando la AFA les dio cobijo en su seno, les brindó organización e infraestructura. Y no tuvieron que luchar tan solos para que los chicos, además de jugar, estudiaran o para que tengan atención médica.
Pero no se conformaron con eso y siguieron luchando. Los tiempos son difíciles y el dinero no le sobra a nadie, ni tampoco el tiempo que también es dinero.
Pero cuando hay vocación y patriotismo se suplen todas las carencias. Eso lo saben aquellos que remiendan con amor las camisetas para que duren otra temporada o que consiguen que el fútbol profesional se apiade de ellos y, como el hermano mayor, les pase un juego de ropa deportiva porque no tienen para vestir a toda la escuela. Eso lo sabe aquel que tiene que salir a pedirle a los padres de los chicos más pudientes dinero (que normalmente se disfraza de rifa) para poder darie a todos el pancho y la gaseosa final del partido. Esa comida que a muchos chicos incentiva a seguir viniendo.
Ellos son los verdaderos protagonistas de la historia de nuestro fútbol. Los que sacaron a los Maradona, a los Bochini, a los Alonso, a esos que con sus gambetas nos hacen emocionar.
Ellos son los únicos que luchan en un país de tuertos y sordos (que ven por el ojo que les conviene y escucha solo lo que no les molesta) por los derechos del niño que proclama la UNICEF.
Por ellos levanté mi copa y en ellos deposito mi gratitud eterna. Juan Roberto Presta